Que no te confunda la pasión con el deseo. Mientras andas en lo incierto puedes entrar en el lugar oscuro y placentero llamado obsesión. De cierto que es agradable y quieres pernoctar. Pero, ¿acaso no corres el peligro de correr desnudo?
Toda la indecisión produce un acercamiento oblicuo y un alejamiento de ti mismo. Pizarnik lo entendió muy bien, Kafka supo como alejarse a un lugar de dónde no se vuelve.
Tal vez no quiero volver…
Tal vez me obsesiona perderme, alejarme, inevitablemente, detrás de esas cosas que hacen decir, pensar (¿describir?, ¿pensar?) de que manera me puedo deleitar en la huída.
Por que al fin, es una huída; siempre es una huída, no una retirada, sino una larga y obsesiva huída a lo mismo: al convento, donde la sangre de mis oraciones descubren el sexo de estas palabras. Sus palabras, mis palabras, mi desvelo, su silencio.
By Jaromil Alfonso ©
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